El estrés que vivimos hoy y cómo gestionarlo

Claudia Sogamoso - 14 06 17

La OMS (Organización mundial de la salud) tiene pronosticado que para el 2020 la segunda o tercera causa de invalidez será la depresión por estrés, este pronóstico está  dado por las estadística de morbilidad que indican que muy probablemente así será.

¿Qué es el estrés?

Iniciemos por la definición técnica del estrés para que podamos comprender con exactitud de qué se trata y cómo lo podemos gestionar, pues no puedo gestionar lo que no conozco. El estrés se define como una respuesta psicofisiológica que da el organismo ante los estímulos de entorno, significa esto, que en ésta respuesta intervienen procesos  fisiológicos y psicológicos que incluye, todos los procesos mentales, biológicos, físicos, emocionales que se ponen en movimiento una vez el organismo capta el estímulo y  para poner en movimiento todos estos procesos se requiere una tensión por parte de cada sistema que interviene, por tanto, se da una tensión físico química, biológica, mental, emocional.  De ahí que el estrés es también un mecanismo adaptativo del organismo, porque le permite a éste ajustarse al entorno permanentemente y cada vez que se ajusta al ambiente, necesita poner en acción todos estos sistemas y movimientos. El estrés es un proceso “normal” que tiene el organismo para funcionar, es un proceso necesario y positivo para el organismo.

¿Cuándo el estrés no es funcional o es negativo?

El estrés deja de ser funcional para ser disfuncional o negativo cuando excedemos o superamos nuestra capacidad de respuesta. Cada organismo o cada uno de nosotros tenemos una capacidad física, psicológica, emocional particular para responder a todas las exigencias del entorno, es decir, tenemos un límite máximo para hacernos cargo de responsabilidades, actividades, quehaceres y cuando excedemos ese límite como decisión nuestra, entramos en un proceso llamado distrés que es el estado de tensión física, mental, emocional superior al límite del organismo,  lo que puede ser también un requerimiento normal para poder dar repuesta al entorno, será crítico cuando esa situación de distrés la mantenemos por largos períodos de tiempo o ininterrumpidos pero frecuentes. Al exponer a nuestro organismo a tal sobreesfuerzo con intensos períodos de tiempo, el organismo activa sus mecanismos de defensa porque entiende tal situación como una amenaza y termina vertiendo grandes cantidades de adrenalina y cortisol a la sangre, lo que al final por la continuidad termina por afectar nuestra salud. Si tienes a tu organismo sometido a un sobreesfuerzo continuo, terminas por desgastarlo en todos los sentidos.

¿Qué hace que podamos superar nuestro límite de respuesta?

La neurociencia ya nos ha mostrado que el cerebro es un experto detector de amenazas (https://claudiasogamoso.com/el-poder-del-fracaso/ )y percibimos la amenaza cuando iniciamos el sobreesfuerzo con tal de poder llegar a donde posiblemente no podemos llegar, pero nos autoexigimos y nos sometemos al “tengo que…” para responder a nuestras propias exigencias y las del entorno.

Las Situaciones del entorno que puede ponernos en el punto de sobreexigencia según la neurocientífica Sonia Lupien:

  1. Los cambios permanentes. No podemos escapar de esta realidad, el cambio es constante y amenaza con nuestra seguridad y zona de confort permanentemente, nos expone a una sobre exigencia, cada vez que debemos hacer cambios eso requiere un sobre esfuerzo para ajustarnos a la nueva situación y eso es el día a día del siglo XXI, “Cambio”.
  2. La incertidumbre: No saber lo que puede pasar dentro de un minuto, una hora, un día, una semana, un mes, un año es una amenaza inminente porque generalmente pensamos en las pocas probabilidades que tenemos para lograr lo que necesitamos o queremos. No saber lo que pasará es una amenaza con la que nos enfrentamos todos los días en el siglo XXI.
  3. No tener control sobre lo que pasa o puede pasar: eso sucede todos los días en la vida del mundo de hoy, queremos tener el control de todo, pero literalmente es imposible, ¿cómo controlar las situaciones externas y a los otros? No se ha encontrado la fórmula hasta el momento y menos que menos en el siglo XXI.
  4. Que nuestra personalidad se vea amenazada: Más que nuestra personalidad yo diría nuestro ego, ese que necesita la constante aprobación, reconocimiento y aceptación por parte de los demás, todo lo que represente exponernos al qué dirán, al hecho de vernos disminuidos por cualquier motivo psicológico, emocional, social nos supone sobreesfuerzo que generalmente nos lleva a un distrés.

Visto las causas que estimulan nuestro sobreesfuerzo y que nos expone al distrés,

¿Cómo podemos gestionar estos estimulantes del distrés?

  1. Aceptar la situación o la realidad tal como es. Es importante ser consciente que las situaciones externas y a las otras personas no las podemos cambiar y menos controlar, eso sería tanto como querer cambiar la gravedad de la tierra o querer mover la pared con nuestro esfuerzo, lo cual es imposible, hacer esto o al menos intentarlo es resistirte y es un gran sobreesfuerzo innecesario porque ni podemos cambiar la gravedad de la tierra ni podemos mover la pared, baja los brazos y mejor gestiónate a ti mism@ lo cual implica aceptar con consciencia la situación, a las personas, trabajar en tu actitud, determinar lo que puedes hacer e ir a la acción, suena sencillo pero no lo es tanto, se requiere un poco más que estos tres pasos pero son los más importantes.
  2. Gestionar nuestro tiempo de vida. Tenemos 24 horas y eso es algo que no puedes cambiar, 8 horas para trabajar, 8 hora para compartir y 8 horas para dormir en teoría, lo cual es bastante complicado de administrar, sino tenemos claridad sobre lo que queremos para nuestra vida y vivimos haciendo más porque hay que hacer lo que todo el mundo hace, que por una razón que de verdad nos satisface y tiene sentido para nosotros. Te sugiero al respecto de este tema, leer a Stephen Covey con sus 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Es necesario definir lo que es verdaderamente importante para nosotros y sobre eso estructurar nuestro quehacer diario, de lo contrario mantendremos un sobreesfuerzo permanente de apagar fuegos y las 8 horas de trabajo o de compartir se irán a otros menesteres poco beneficiosos para nuestra salud.
  3. Aprender a decir NO: es imprescindible, lo cual significa que aprendamos a ser nosotros, no poner máscaras a nuestras verdaderas y genuinas necesidades y sobre todo lo que es importante para ti y no depender de la aceptación y el reconocimiento de los demás, en este punto tiene que ver con la comunicación y la asertividad, sino pones límites a ti mism@ y a los demás, el tiempo y las responsabilidades ahogarán tú día a día.
  4. Aprender a controlar los pensamientos y a nosotros mismos: No hay mejor victoria que la que podemos hacer sobre nosotros mismos, siendo el cerebro un detector natural de amenazas, todo el tiempo pasamos valorando las situaciones, las personas más desde lo negativo, todo con el fin de poder identificar cómo debemos defendernos; siendo que ya no hay mamuts, las amenazas son otras. Pues bien, aprende a identificar tus amenazas cada uno tiene las propias, porque entre otras la mayoría las construimos nosotros mismos. Hay mucha gente que sino esta presa la andan buscando, como digo yo, eso significa que han aprendido a vivir una vida de insatisfacción, si por casualidad pueden estar satisfechos se inventan algo para no estarlo.
  5. Concentrarse en una cosa a la vez: La neurociencia nos ha demostrado que el cerebro con sus receptores (los cinco sentidos) sólo pueden atender a una sola actividad en el presente, si estamos haciendo algo pero pensamos en lo que ya pasó hace unos minutos o lo que va a pasar dentro de 10 minutos nuestro cerebro no puede responder con eficacia, lo que quiere decir que haremos las cosas si pero con un alta probabilidad de error, con angustia, ansiedad. Primero hay que hacer una cosa y luego la otra, el tema es, ¿cuál primero y cuál después? Las prioridades en la vida las marcamos nosotros mismos, aunque tu jefe te diga esto o aquello al final las marcas tú pero si no sabes cuáles son las tuyas pues harás lo que hace mucha gente, “para donde va la gente, va vicente” dice un adagio popular.
  6. Planificar la vida: Te puedo asegurar que si no aprendemos a esto, pasaremos la vida entera viviendo en lo urgente, o peor aún, en lo superfluo que ni es urgente, ni es importante, que ni genera beneficio y más un perjuicio para nosotros mismos y para quienes nos rodean, sentiremos la peor de las sensaciones, un vacío mental y emocional, perdid@s, dispersos, haciendo miles de cosas pero como si no hiciéramos lo que se debe, necesitaremos estar muy pero muy ocupados parar llenar tanto vacío interno y aquí es donde se cumple el presagio de la OMS, llenos de mucho pero vacíos de todo lo esencial.

La gestión, el manejo y control del estrés está en uno mismo, en crear una actitud fortalecida frente a nuestra propia vida, de manera clara, veraz, muy contundente, en trabajar para desaprender y aprender cada vez que sea necesario, nuevos hábitos, nuevas maneras de hacer y vivir o mantener las que te permitan estar satisfecho contigo mismo, se requiere mantener un rumbo con el timón puesto en lo verdaderamente importante y eso es de cada uno, pero se necesita construirlo, en hacer cada día en función de lo prioritario para nuestra vida, se requiere lograr un nivel de consciencia de sí mismo y de nuestra realidad y vivir conforme a ello y además y más importante ser responsable por nosotros mismos y por cada acción que ejercemos, porque somos nosotros lo actores de la vida, no estamos haciendo un papel secundario.

¿Tienes claridad de lo que quieres para tú vida en este momento? ¿Cómo crees que estarás en cinco años? ¿No te alcanzan las ocho horas de trabajo? ¿Eres de los que dice que no tiene tiempo? ¿Cuáles son las metas que has alcanzado a 30 de junio de 2017?

Está atento a las formaciones y programas que desarrollaremos en «Espacio crescend» relacionadas con el manejo y control del estrés. 

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